martes, 15 de mayo de 2018

Olor a vainilla.


Me enamoré de ella porque era inevitable porque, tal vez, habría visto alguna mujer más guapa, pero nunca una más bonita. Porque ninguna tenía su poder de hacerme sonreír, ni su olor a vainilla, ni su formal de desordenarme la vida y ser capaz de poner todo patas arriba y que eso me encantase. Ni tampoco su manera de hacerme el amor sin prisas y a cada instante. Me enamoré de ella y de su forma de vida. Y volvería a hacerlo cada día.


No hay comentarios:

Publicar un comentario